miércoles, 16 de octubre de 2013

AVENTURAS Y DESVENTURAS, CON PODIO, DE SERGIO Y SONIA EN CANDELARIA


La prueba no era muy larga, 2000 metros, en Candelaria, Tenerife, organizado por el Club Náutico La Galera, y que transcurría en un recorrido de boyas que se alejaba bastante de la costa. Al acceder al recinto del club pudimos observar que se iba a tratar de otra prueba con una buena organización por detrás, como de costumbre en estas islas, donde los clubes se dejan la piel en organizar su prueba, y eso es de agradecer. Pruebas con chip, gorros de calidad, detalle del evento, guardarropa, baños, duchas, avituallamiento sólido y líquido...
Tras recoger el chip, una de las organizadoras vino a hablar con nosotros, pues a demás de ser los únicos asturianos allí congregados nos habíamos cruzado varios emails.

Hubo un cambio en el circuito, pues el mar estaba en malas condiciones y mejor modificarlo para que la prueba pudiera transcurrir con unas garantías y calidad aceptables. El nuevo circuito no se alejaba tanto de la costa, haciendo un semi-rectángulo muy bonito, pues la parte final transcurriría paralelo a la costa ante la mirada del público.

Una vez finalizada la prueba de menores comenzó el periodo de calentamiento de la prueba de adultos. Me decido lanzar a probar el agua y poder aclimatarme para no sufrir ninguna sorpresa tras la salida. Ese mar asusta, se ve todo con un azul oscuro, muy oscuro, de fondo con muchísimo calado por aquella costa. Es una sensación como si estuvieras nadando en el abismo, y ves todo con tanta claridad que nada más tirarme al agua me dieron ganas de salir del miedo que me invadía el cuerpo. No estoy acostumbrado a esto, pero a la vez me impresiona como cuando un crío descubre algo nuevo en su niñez. No podía parar de mirar a todos lados, rocas, piedras, nadadores, peces,.... todo impresiona y más con la nitidez con que se ve todo. Alucinando del momento hasta que toco un bicho gelatinoso de un tamaño considerable, pensé "una medusa", pero por no fastidiar la prueba me alejé sin mirar atrás, si fuera un bicho ya lo pillaría a la vuelta, o los primeros ya me lo apartarían :-P

Cuando acabó el periodo de calentamiento nos volvieron a tirar al agua, la salida sería a remojo. Un tumulto de 125 nadadores nos agrupamos en la salida del puerto. Pensé, ahora no hay marcha atrás, vamos a disfrutar. Tras unas indicaciones de la lancha que daba la salida, nos lanzamos a por la primera boya. Los golpes, adelantamientos, cierres se producían sin cesar, pero siempre con mucho respeto, sin la típica violencia de golpes a los que estoy acostumbrado a sufrir en las pruebas en las que participo, aquí la gente está hecha de otra pasta. El oleaje lo teníamos en contra hasta llegar a la segunda boya, lo que complicaba mucho la natación, pero la temperatura del agua (23 grados) y el ambientazo que había hacía que el esfuerzo bien mereciera la pena.

Tras el primer giro importante observo que la tercera boya está lejos, tan lejos que casi no la veo, así que me decanto por nadar junto al resto del grupo en el que me encontraba, el cual se notaba como luchaban en cada brazada que daban. Mi mayor temor era encontrar un banco de medusas, pues en El Hierro hacía una semana me habían picado bastantes en el tramo final, y por lo que escuché en la salida de 18 km estaba infestado de ellas, pero lo más que encontré fue un chip flotando, el cual di la vuelta para recoger, pues tenemos que cuidar nuestro mar de no ensuciarlo :-)

Una vez localicé la tercera boya me lancé a ella como alma que lleva el diablo, y a medida que me acercaba pude comprobar cómo nadadores que estaban siguiendo mi rebufo me comenzaban a adelantar, aunque no se lo podría nada fácil, que no quiero que me dejen solo!!!!

La cuarta boya estaba lejos, no tanto como las anteriores, pero al ser de menor tamaño se veía mal. Esa fue mi ventaja, pues el resto de nadadores no se orientaban  bien y yo seguí el camino más corto, la línea recta.

Tras dar la vuelta a la última boya, pegada a la iglesia/convento del pueblo, espectacular por cierto, me encuentro con un problema, no veo la entrada al puerto para afrontar la llegada, no se dónde estoy y el grupo de delante con el que estoy yendo se va contra el espigón. Decido seguir a un nadador solitario con la esperanza que conociera el terreno. Tras un buen rato nadando tras este me doy cuenta de que tampoco tiene muy claro por dónde ir, pero no quiero encontrarme solo en esa zona, no quiero sufrir ningún susto de última hora, mi vuelo sale en 3 horas y no me la puedo jugar. Al grupo de delante los tienen que ir a buscar en lancha para que volvieran a recuperar la dirección correcta, contra el espigón puede que corran peligro, mal rollito... Comienzo a notar cómo me pican las medusas, joder, lo que me temía. Me pican en el abdomen, en un costado, en los dos brazos, y yo sigo lanzando brazadas para que no me toquen la cara, pero no soy capaz de ver dónde están, los pies y brazadas de mi compañero sólo me dejan ver burbujas al azotar el agua, pero debe de haber muchas, el cuerpo de pica a horrores.
 Tras unos 700 metros de natación consigo distinguir la entrada a meta, alivio, el fondo ya deja de ser azul oscuro a pasar a color roca volcánica, ya veo por dónde voy nadando, pero aún tengo que salir, y Sonia está detrás posiblemente nadando entre el banco de medusas, comienzo a pasarlo realmente mal.
Llego a la meta y, aun con las indicaciones para ir al avituallamiento, no me muevo del arco de meta hasta que llegue Sonia.
Veo llegar a Carolina Vigo con una sonrisa en la cara que me tranquiliza, quizás no hayan topado medusas. Justo detrás aparece Sonia y mi corazón deja de latir frenéticamente, ya está en tierra. Por lo visto estaba plagado de medusas, me contaba Sonia, muy pequeñas, pero al encontrarse nadando sola pudo verlas. Me las describió con detalle, y me alegré de ir detrás de un nadador, hubiera entrado en barrena mental :-\
Podio para Sonia y Carolina, terceras en sus respectivas categorías, enhorabuena chicas, da gusto veros sonreir con la medalla colgando del cuello.

La charanga que apareció por allí y la fiesta que tenían montada, previa a la comilona que había para participantes allí en las instalaciones del club, bien nos pesó perdérnosla, pero en un par de horas nos salía el vuelo, y ya habíamos consumido demasiado tiempo en la entrega de premios. Desde luego que merece la pena asistir a esta travesía, una organización de 10, gente acogedora y agradable, un ambientazo como pocos he visto, unas condiciones inmejorables para el evento, y un fin de vacaciones que cundieron más de lo que esperaba. Eso si, el viaje de vuelta con el picor de las medusas bien me hizo recordar el evento hasta el día siguiente!!!!!!!!

Volveré, sin lugar a dudas.

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